José Altamirano – Su vida es Alberdi

Nació, vivió y vive en el primer territorio libre de América. Manifiesta orgulloso que «jamás se iría del barrio». Se llama José Altamirano, habita las tribunas del Gigante desde 1958 y es uno de los fundadores de la agrupación Lunita de Alberdi.

Conversar con él, es entrar en una dimensión alberdiana de la historia. De memoria prodigiosa y detallista, conoce como nadie los recovecos del devenir celeste y de la barriada más linda. Entusiasta y amable, nos informa de datos, fechas y los matiza con anécdotas.
Los recuerdos, junto a las vivencias, van y vienen, se entremezclan; de pronto, en el transcurrir de la charla se hacen palpables, visibles. Están ahí, a nuestro alcance…

Los invitamos a recorrer cada una de sus palabras, que gentilmente nos brindó en una riquísima entrevista.

«La impronta, el matiz, el sello definitorio, se la dieron los estudiantes, a través de su presencia desde la década del 30 hasta llegar el Cordobazo, que marcó un quiebre de la estudiantina vital que formaba parte de la vida cotidiana de Alberdi. Esa que le dio la identidad junto a referentes ineludibles como el Hospital de Clínicas, el Club Atlético Belgrano, la Plaza Colón y la Cervecería; en el aspecto laboral, son las entidades más representativas. Pero la mayor identidad, en el tiempo, en el fervor y en el afecto, es el vínculo de Belgrano con el barrio».

«Alberdi es único, no vas a encontrar otro igual.»

«Su alma es la alegría, ese gran orgullo que tenemos de ser hijos de él. Es un estilo, es una forma de vida. Vivimos soñando. Con nuestro grupo también  vivimos soñando y varios sueños hemos conseguido. Por ejemplo: el Paseo del Chango Rodríguez a las orillas del Suquía. Como él lo pidió en la zamba de Alberdi: «a orillas del río se escucha mi voz». También imaginamos y concretamos un tour (como se dice ahora) por 30 lugares emblemáticos. Ese recorrido es revivir la zamba: la barranca, la Noria y el Infiernillo, el Cine Moderno, llamado la Piojera, que es un emblema de nuestro barrio. Los chicos eran los piojitos; los domingos, cuando el fútbol se jugaba los domingos, iban a la matiné del cine y después se metían disparando por el Aguaducho para ver a Belgrano. Con esto quiero significar la profunda identidad que tienen nuestros emblemas con relación a la vida del barrio; de chiquito lo aprendés a amar. También aprendés a amar a Belgrano y amar a nuestros símbolos representativos.»

La agrupación Lunita de Alberdi se formó en 1988, el 7 de octubre, fecha de fallecimiento del Chango Rodríguez. Al momento de su fundación «eran unas 10 personas sus miembros originales» y el centro de reuniones estaba ubicado en Deán Funes al 1900. Actualmente son 60 los integrantes y la sede funciona en Enrique Tornu 2126, a pocas cuadras del Gigante.

«Crecimos en torno a la Cervecería Córdoba; así como muchos barrios crecieron en torno a los ferrocarriles, nosotros crecimos con la Cervecería.»

Recordando al Patrón

«El Tito Cuellar hacía temblar la Cerveceria cuando gritaba en el área. Tuve la suerte de ser muy amigo de él; era igual que nosotros, no como ahora, que juegan 3 partidos y los venden a Buenos Aires y a Europa. Antes salían de jugar y se iban a su casa en colectivo. Voy a la cancha desde Febrero del 58, desde los 7 años, cumplí 52 años viendo a Belgrano; mi viejo me hizo socio vitalicio en 1965. Empecé con el número 1015, ahora tengo el número 76. Estoy incluido entre los socios más antiguos del club.»

1905

«Era un grupo de amigos, de niños que se juntaban a jugar al fútbol; juntaron 70 centavos y compraron una pelota. Así fundaron el club. Los hermanos Lascano participaron en la fundación, su madre doña Balbina Soria dio la idea de los colores del club. La intención era homenajear a la bandera a través de la figura de Manuel Belgrano. Por eso los colores originales: celeste, blanco y celeste. Como grupo de amigos resolvieron designar presidente a Arturo Orgaz que era un chico igual que ellos, un adolescente prácticamente.»

Héroes anónimos, piratas destacados

«En Belgrano hubo muchísima gente de los que nadie se acuerda. Había un viejito, Don Cupani, que trasladaba por su propia voluntad a los chicos de la cuarta y sus bolsos; nunca nadie le dio una moneda, tenía un Rastrojero pintado de celeste y con el 10 en el capot.
Otro personaje fue Pichuco Lugo, el prototipo del hincha de Belgrano, era petisito, medía 1,50 o quizás menos… Vivía a media cuadra del club, en el actual pasaje Hernández, cerca del boliche de Don Luna. Iba a todos los entrenamientos. Pichuco corría todo el partido a orilla del alambrado, se ponía en el espacio que queda entre la tribuna y el alambre. Le daba indicaciones a los jugadores, era un técnico fuera de la cancha. Pichuco murió en el año 67 (…) fue sepultado envuelto con una bandera celeste.»

«Cuando se jugaba la semifinal para la clasificación al Nacional del 68, hubo dos hinchas que viajaron en una Puma segunda serie a Misiones a ver el partido con Guaraní Antonio Franco de Posadas. Cuando volvieron dieron una vuelta olímpica adentro de la cancha. Son historias que marcan de alguna manera el sentimiento que despierta Belgrano. Hay otros clubes que tienen muchas otras actividades deportivas, pero el potencial que tiene Belgrano es incalculable en cuanto a la gente.»

Declaración de principios

«Arturo Capdevila en su despedida a Arturo Orgaz, dijo que Alberdi es el barrio de la loca geografía; tenés el río, tenés subidas, bajadas, hasta un cañadón tenés en Alberdi…

En Alberdi se nace, se crece, se vive y se muere. Tenemos desde la Maternidad y el cementerio, bares, escuelas, clubes y en el medio, la cancha de Belgrano. ¿Qué más le vas a pedir a la vida?»

Muchas gracias Lunita, ilustre alberdiano.